Creo que uno debe empezar diciendo que la zancadilla de la reportera a los inmigrantes sirios es repugnante. Sin paliativos. Y la imagen del niño ahogado también.
Pero uno debe pensar el porqué se apilan unas sobre otras, y que papel juegan los medios en la creación de la opinión y el porqué lo hacen.
Quizás las imagen Aylan sea dura, ¿Pero no lo eran las de los niños masacrados en una playa de Palestina?. ¿Cuál fue la reacción ante eso?. ¿Las carreras y golpes en las vallas de Melilla son menos dolorosas que las de Hungría?. ¿Tienen los refugiados sirios más derecho a ser atendidos que los que aguardan en los montes de alrededor de nuestras propias fronteras a tener una oportunidad de una vida mejor?
A mi juicio el estatuto de refugiado no debería hacer esas distinciones. Nos cansamos de hablar de un mundo globalizado cuando claramente no lo es para las cuestiones más básicas e importantes como son los derechos humanos.
Sin embargo el papel de los medios en todo esto es una sucesión a toda velocidad de desastres, uno detrás de otro, que acaparan la atención de todos los espectadores a la misma velocidad que son olvidados por el siguiente. La razón a mi entender es que la información se ha transformado en un producto de comida rápida para el consumo inmediato. Un producto que tiene que ver más con un show que con algo que invite a la resolución de estos problemas. Algo al servicio de una sociedad que lanza mensajes en 140 caracteres y se está acostumbrado a no ver más allá de los titulares.
Les dejo dos imágenes para la reflexión. Son de Haití, otro gran olvidado. Quizás si las contemplan verán que en este mundo se comercia con todo. En definitiva todo es un gran negocio. Hasta la muerte y el sufrimiento.
Saludos