Una entrada de Domingo

por | 12 abril, 2009

 

Buenas.

Iba a escribir sobre el desinterés de la blogosfera sobre los temas sociales y demás, pero me parece que nadie me haría caso, así que he decidido que me lo voy a ahorrar, y a cambio permítanme que les cuente una historia de Domingo

Yo vivía al final de Madrid. Literalmente. Salía a la calle y un portal más abajo se extendía campos de trigo. Ningún edificio ni carretera. Vallekas, en el este de Madrid era el fin del mundo civilizado. Había litronas entre 5 o 6 tipos que no juntábamos mil pelas (6 Euros). El costo había que ir a buscarlo a sitios jodidos, y nadie te lo ofrecía por la calle si no te conocía a ti o a tu hermano mayor. La gente de mi edad madrugaba y se iba a currar en un autobús donde se los asientos se rifaban, y tenias que pelear con las viejas para poder dormir unos minutos en el metro. Si un abuelo te llamaba la atención sabías que te podía caer la de dios, y bajabas la cabeza y levantabas el vuelo.

Los malos eran los 4 gambas de siempre, y siempre eran los mismos. Si los venias venir igual acababas a hostias, pero al día siguiente ya no se metían contigo. No salíamos los días de diarios para conseguir tener lo suficiente para salir el viernes y el sábado. No daba para más el tema. Quedábamos los domingos para jugar un partido de fútbol interminable, y no había copa, había un litro de cerveza bien frío que pagaba uno de los que perdía a uno de los que ganaba religiosamente. El fútbol molaba y a uno le ponían el apodo del que metía más goles, no del que ganaba más dinero y más anuncios hacía.

Los padres venían tarde porque hacían horas extras para sacar adelante a la prole de hijos. Las madres cuidaban de ellos, los llevaban al Cole, les daban enormes bocadillos de cualquier cosa y los volvían a mandar a la calle. Siempre sabían dónde estábamos, y cuando alguno volvía con la cabeza abierta por la última batalla a pedradas le daban una colleja y le tiraban de la oreja. Los mayores en verano sacaban las sillas y se tiraban hablando hasta las tantas, y algunos dormían en la misma calle hasta que el sol los despertaba.

Escuchábamos rock en casetes, y cuando uno ganaba su primer sueldo se compraba unos Levis, unas John Smith y la ultima camiseta de los Maiden. Si tenía suerte y le daban paga se iba a Gandía de camping con 4 como él a desparramar con las guiris. Si no, siempre quedaban las acampadas en la sierra, donde para oxigenarse se llevaba mucho tabaco, Whisky segoviano, unas latas de La piara y mucho costo. Nada de Erasmus, ni de redes sociales, ni esas cosas. Con los colegas de siempre.

Era raro que la gente se matara con el coche, o con las motos. Las pelas no daban para esas cosas, así que tocaba tren, y autobús. No había Internet. Había campo y grillos. No había consolas, había balón. Poca discoteca, y mucho de bodega con botellines helados. Y mucha charla. Charla sobre todo. Las chicas, el curro,  la vida y lo que uno sería de mayor y como serian las cosas.

Algunos viernes por la noche, en verano, miro por mi ventana y veo tantas grúas, tantos coches tuneados al límite conducidos por cerebros de 50 cm cúbicos. Tantos jóvenes metiéndose de todo y diciendo que están de fiesta cuando igual en 10 minutos se están abriendo la cabeza unos a otros por cualquier gilipollez. Niñas y niños disfrazados como el último mamarracho famoso que ha salido en la televisión 15 minutos por contar con quien folla. Tanta prisa y tanta frustración en la calle. Gente discutiendo por cómo pagar hipotecas, gente discutiendo porque no se puede ir de casa de sus padres. Gente discutiendo por todo

Seguramente ahora hemos avanzado de la hostia, y la gente tenga oportunidad de tener un conocimiento y el acceso a la biblioteca universal en forma de Google. Blogs y Youtube. Descargarse la música y las películas que uno quiera. Tuenti, y yo que sé.

Mil cosas. E incluso seguro que está bien que tú leas esto. en esa modernidad llamada blog. Pero yo me pregunto algunas veces si vale la pena.

¿Qué cojones hemos hecho?

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12 pensamientos en “Una entrada de Domingo

  1. Gateta Gateta

    Yo también me pregunto algunas veces si vale la pena, supongo que esto es la evolución con sus cosas buenas y con sus otras cosas "menos buenas".

    Saludos
    Gateta

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  2. Lunna .

    Carmen no es por el jodido mesenger
    disculpe usted el fallo y gracias por la rectificación,
    prometo no hacerlo nunca mas….estaba demasiado centrada en la entrada de Marcelino
    y dejé la H en el teclado olvidada.

    Un saludo Marce

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  3. Carmen Abril

    Preciosa entada!!!! pero al final pienso que las cosas no estan tan mal… me parece que tenemos la misma edad y yo tambien disfrute de todo eso y ahora sigo disfrutando de las cosas de ahora, mi hijo tiene 22 años y cuando le explico alguna cosa que hacia con su edad le da la impresion de que vivi en la prehistoria, pero al final lo que no se tiene que perder son los valores que nosotros creamos.. la manera de pasar tu vida siempre sera interesante . Un abrazo.

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  4. toñi

    creo que aunque no hayamos tenido la oportunidad que tienen los jovenes ahora, sabemos valorar las cosas más que ellos.

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  5. Queen of Diamonds

    No es todo tan apocalipitco cómo parece, y menos para los que vivimos en un pueblo perdido de la mano de dios, las cosas no varían mucho de lo que has contado al principo, aunque con interné

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  6. Lunna .

    Con tu permiso me llevo esta entrada…seguramente no entiendo de tuenti, y de esas cosas
    pero sé apreciar lo verdaderamente importante. si te molesta me lo dices.

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  7. Lunna .

    Pues para ser una entrada de un domingo la has bordado.
    Me quedo con todo eso, si pudiera existir de nuevo le daria una patada al ordenador
    al mobil y me quedaria tan tranquila sin echar nada de menos.
    Que hemos echo..? Jodernos la vida para conseguir mas, y para perder nuestros valores, eso hemos echo.
    Un besazo y este doble, porque por un momento, me has echo salir de esta mierda de mundo.

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