Una de las cosas que siempre me ha dejado perplejo en estos de los blogs es que mucha gente utiliza, y no sin razón, esto de escribir en blogs para denunciar recortes de libertades propios y fundamentales, y los defiende a ultranza como si le fuera la vida, no sin razón (2), contra empresas multinacionales superpoderosas, medios de comunicación, gobiernos, y demás instituciones, con la esperanza, confianza y creencia plena que le harán caso, rectificaran y cambiaran su actitud reconociendo su derecho. Si es poner fotos de desnudos, que le devuelva Telefónica un euro, que le dejen criticar que no le gustan las fotografías, que Ikea ponga cajeras que sonrían y estén en su puesto sin tanta cháchara, o que incluyan todas las letras en la sopa de pasta, las protestas en esto de los blogs son variopintas, y todas ellas debería ser atendidas, no sin razón (3).
Pero no es esto lo que produce mi asombro. Lo que en realidad me deja con la boca abierta es que si en realidad viven con esa confianza que admiro, ya que me declaro escéptico y agnóstico debido a como veo que se comportan en la vida real todos los días los receptores de nuestra ira en los blogs. Quiero decir con ello que ojala esa luz mística me alcanzara para creer en esto de bloguear antes de que se muera del todo, (ósea un par de días a lo sumo), porque si lo hiciera estoy seguro que encontraría algunos motivos más que exponer ante gente tan poderosa que fotos de culos, sopas y pastas, un euro por gprs y cajeras del Ikea.
Mis deseos, como no podía ser de otro modo serían atendidos tan rápida y eficientemente, como los deseos de mis paisanos blogosféricos han sido satisfechos. Y ya por fin creería lo que he leído y escuchado desde que llegue aquí, a los blogs. Que la blogosfera es poderosísima, y que Internet es la tierra prometida para resolver los problemas más chungos. Cualquier cosa que me incomode un poco. No sé, quizás la sanidad, educación, cultura, vivienda, etc. Yo que se
Porque después de todo todos somos poderosos. Tenemos un blog, y la confianza de que debemos ser atendidos y respetados, y lo exigimos con vehemencia batiendonos el cobre por cosas que realmente son cruciales para el desarrollo de nuestra sociedad y nuestra libertad. Y cuidado, hasta yo tengo uno y, por tanto, debe ser que soy peligroso para esta gente tan importante.
Aunque ahora que me releo, no sabría que decir.
Postentrada
Para los millones de gente que no me conocen ya les digo que esto está escrito con mucha mala leche y en tono irónico. Como no puede ser de otro modo
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Los que quieran patalear que pataleen, aunque haya muchas cosas más importantes por las que patalear.
Es bueno creerse fuerte, así, si morimos en el intento al menos lo haremos con el buen sabor de boca de que morimos en el fragor de la batalla, como Don Quijote arremetía contra los molinos :)), aunque en este caso más que molinos son apisonadoras.
Un saludo. Pablo.