Buenas
Observando todos los días esto de la blogosfera y los agregadores de noticias como menéame o bitácoras, sobre todo estos últimos, a raíz del nombramiento de la Ministra Sinde, a uno le entra la duda de que exista realmente la crisis esa de la que habla todo el mundo. En serio, no seré yo quien lance defensa alguna a este derroche de hormonas intelectuales de críticas a los cánones, a los ministros, a los P2P y a todas esas cosas. Simplemente no lo entiendo muy bien. Quizás sea porque la brecha entre la vida real y el universo paralelo de Internet es ya tan profunda que produce estos efectos. Tan profunda como que todo lo que destila el manantial de Internet es bueno per se, y lo demás, como la pornografía infantil o los blogs pro-anorexia, no existe o si existe pasa a la dimensión de efectos colaterales o hilillos de plastilina. No lo sé.
En todo caso, y ya sé que me ahostiaran vivo por decirlo, me parece tan desproporcionado como ilustrativo de quienes habitamos este egosistema. Más que nada porque uno si se fija en algunos informes sobre quién es el internauta medio en este país, un tipo menor de 45 años con estudios universitarios y trabajo estable, ya va encontrando explicación a tal fenómeno.
En un país como este donde los últimos meses vamos contando parados de cientos de miles en cientos de miles, el hecho de que la máxima reivindicación que surge de este colectivo elitista (al que incluso le damos carácter vitalicio nombrando a nuestros tiernos infantes no como mocosos, si no como nativos digitales) al que pertenezco, es defender la paga del domingo (léase que me dejen descargar coño), por que uno tiene 30 euros al mes para ser señor del mundo en virtud al ADSL.
Penoso y patético. Más aún por la actuación de incendiarios adalides de la cultura a 35 mil euros el máster que estando de capa caída después de escupir a la cara a quienes ellos mismo auparon a la categoría de protagonistas del año de portadas del Times, los reconvirtieran en HDP con mucho tiempo libre a quienes ni les dejan comentar en sus sagrados blogs. Pero mira tú por dónde por la verbigracia del acercamiento a las dos pestes modernas, léase el vil metal (que se han profesionalizado y los demás a las redes sociales, coño) y la política (mira Mariano esto es feikbuk y mola mucho y te contaré más cuando echemos del gobierno a estos rojos paniaguados y me nombres asesor o quien sabe ministro), han recuperado su personaje del mundo virtual. Es decir, ahora ya son buenos, pero buenos buenos, ósea de puta madre. Ellos nos devolverán el acceso a la cultura, ese que no podemos pagarnos en sus colegios privados, sus universidades, sus máster y sus hostias, porque conseguirán liberar esta tierra del yugo de Mordor de Ana Belén y Víctor Manuel y Ramoncín y Teddy y lo que sea, y poder disfrutar el domingo de un Ts-screener grabado por un ruso nervioso en nuestro sillón, sin tener que pensar el porqué cojones no tenemos ni para ir al cine, ni para comprar un disco, ni un libro, ni unos cromos, cuando curramos 12 horas al día en sus empresas.
Que no voy a discutir que cada uno se preocupe de lo que crea conveniente. Ni seré yo quien les indique que cosas e ideas deben dirigir sus vidas, pero al menos, yo que también tengo un blog por que se dar al aceptar, aceptar, es decir por más que les moleste soy como ustedes, les diré que tanto berrinche y tanto ruido me sigue recordando a una pataleta de un puñado de niños malcriados en una guardería donde los demás nenes también se van a poner a llorar por que a lo máximo que aspira en esta vida uno es a identificarse, parecerse e integrarse en cualquier grupo, por miedo de que se enteren los más chillones de que uno es diferente.
Y ya está, es lo que hay y a mí me toca decirlo. En el día de la república. Que yo no he olvidado que era eso, y quienes sois vosotros manipuladores y arribistas. Así que si alguien se tiene que pirar, piraos vosotros, y dejadnos en paz.
Ahora línchenme, llámenme impresentable o hagan lo que les de la real gana. Yo me voy a vomitar.
Salud, y saludos