Buenas
Para salir de la crisis propongo crear un único Ministerio. No necesitamos mucho más. Sólo uno. Yo lo llamaría Ministerio de la Fiesta. Sí, no me miren raro. Con uno basta y sobra.
Este se encargaría de gestionar y promocionar costumbres tan arraigadas como gastarnos en dinero en lo que nos sale de los huevos en las cosas más absurdas que se nos ocurran, que es la costumbre más española.
Pongo por ejemplo que se encargaría de potenciar hasta el abuso la compra del último gadget de moda, valga lo que valga, aunque ya podamos hacer cosas por el mismo precio. Descolgar las llamadas perdidas que nos hacen a sabiendas que nos las hacen para decir “ahora te llamo”. Dilapidar nuestros ahorros en bodas, bautizos y comuniones, para luego escribir y gritar en el bar que nos cagamos en la Iglesia y que somos la hostia de ateos. No usar las papeleras para otra cosa que no sea descolgarlas a patadas o quemarlas como si fuera la noche de Nerón. Hacer ruedas como locos en un semáforo porque la abuela de al lado nos ha parecido que nos mira mal desde su 600. Beber como si el mundo se fuera a acabar para potar como si fuera a volver a ser creado. Acudir a deportes de equipo varios en número de miles, con entradas cuanto más caras mejor, para gritar a uno que va de negro lo que no decimos a nuestro jefe. Pagar paellas en chiringuitos sabiendo que nos espera una semana a pipas para quedar bien con el vecino que nos hemos encontrado en una playa de Valencia. Jugar a todo lo jugable “por si toca” aunque nunca toca otra cosa que pagar el boleto. Comprar zapatillas de marca para que el niño no se sienta mal , aunque estén hechas por chinos como todas las demás en el mismo sitio que todas las demás. Hacernos un tatoo aberrante que nos cueste una vez y media el sueldo mínimo para que cuando lleguemos a viejos nos señalen con el dedo diciendo “mira, otro gilipollas”. Firmar nuestra esclavitud y la de nuestros hijos de por vida a un señor con un yate enorme para tener un techo y aguantar que otros digan que “Cómo lo pagan, pues eso valen”. Dar dinero a banqueros y especuladores para cuando se lo soltemos, no vaya a ser que se hernien, nos miren diciendo “Uy, en estos de este país tan chungo, no confío” y den el segundo pelotazo de su vida. Comprarnos una power balance porque así tenemos mejor equilibrio cuando nos ponemos a beber como si… Ah, perdón, que me repito.
En fin el Ministerio de la Fiesta es necesario. De hecho es el único necesario. Cualquier cosa en vez de apretarnos el cinturón cuando vienen las cosas jodidas para que los demás puedan respirar. Cómo está mandado. Y por supuesto de ministra Belén Esteban, que haga lo que haga y diga lo que diga nos mola en privado todo lo que la odiamos y envidiamos en privado.
¡Qué coño!
Lo apruebo.
Hola hola
Las cosas claras y el chocolate espeso…
Me ha encantado, cuantas verdades en un texto…
Muchos recuerdos y un abrazo