Hay quien cree que la fuerza de los blogs está en hacer tambalear las cotizaciones de las empresas. Hay quien cree que la fuerza de los blogs está en escribir si le parece bien lo que lee en el periódico, aunque esté expresamente redactado para que nos parezca bien.
Hay quien cree que la fuerza de los blogs está en hablar sobre aparatos del futuro para consumidores del primer mundo, que nos hacen olvidar que las cosas que realmente tienen valor en este mundo nunca caben en un bolsillo de una americana. Hay quien cree que la fuerza de los blogs está en que a uno le señalen en salas con jarras de agua como grandes hombres, que surten de opinión sobre un tema a quien no tiene una formada, arropados por el movimiento afirmativo de muchos cuellos, y aplausos al final.
Hay quien cree en los premios, en que la importancia de lo que hace debe ir perfectamente media en los guarismos que señalen los votos que se le otorgan. Hay quien cree en campañas como quien va a pegar carteles. Hay quien cree en que la amistad consiste en coleccionar jpegs de gente que no conoce.
Yo, en cambio, creo que prefiero a quien hace conmover espíritus más que acciones, votos o bonos. Creo en estar atento a los que intentan cambiar el futuro para los consumidores del primer mundo, recordando que ellos, los del segundo, tercero y cuarto mundo, están allí, mientras nosotros jugamos a eres más porque tienes más.
Creo en informar sobre lo que no leemos, y nos ocultan. Me guste o no me guste lo que leo. En preguntar por lo que nunca nos dejan hacerlo. En buscar respuestas a cosas que no nos permiten plantearnos. En opinar lo políticamente incorrecto. En que importa más el contenido que el papel de regalo. En conversar. Que importa más el esfuerzo de intentarlo, la ganas de contarlo, la necesidad de hacerlo que una buena ortografía o una hoja de css.
Creo que la vida se nos escapa tan rápido que para dejar seña de nuestro paso debemos hacerlo en olas, trinos, anuarios de estudiantes, espacios, etc. Creo en intercambiar opiniones con botellines de cerveza bien fríos entre amigos, y dar palmadas en la espalda. Creo en dudar. En conocer. En debatir. En ofenderme. En reírme. En alegrarme. En apenarme. En aprender. En crecer.
Creo que lo grande, lo bueno, y lo poderoso de los blogs, es que puedo escribirlo. Y por supuesto, tú leerlo. Y yo puedo hacer lo mismo contigo. Perdonen, pero tengo el día tonto y después de todo un blog es para esto también.
Supongo.
Eso creo.
Hola Marcelino:
Pues si, todo eso es un blog. O debe/puede serlo. O lo fué o lo será,… yo tampoco se definir taxativamente lo que es. Sólo se (o creo saber) que es un cauce para la expresión que de momento no es controlado por instancias ajenas a nuestra más intimas intenciones y deseos.
Es un placer leerte.
Saludos: Huberto.