Cuentos muy cortos, para los que nacimos cansados I
La playa estaba quieta. Esas mañanas en que al sol le da por adornar de plata el agua. Apenas un poco de aire levantaba un proyecto de olas. El ruido era exclusivo de las gaviotas. Y de la paleta del viejo rascando el casco de la barca. Lo hacía despacio, pero a conciencia. Muchas… Leer más »