Buenas
El poder de los medios convierte la muerte en un espectáculo, pero también en algo más. La convierte en un éter que nos adormila ante el sufrimiento. Ver cómo un dictador es salvajemente linchado por una turba enfurecida. Ver cómo un joven buscando ser Ícaro en busca de la velocidad es arrollado por dos tipos como él en un trágico accidente dónde se advierte la fragilidad de nuestras alas. Ver cómo críos mueren de hambre en una sinrazón entre anuncios de productos navideños. Ver cómo dos tipos indignos hablan de sus asuntos delante de un juez y frente a la mirada incrédula de unos padres que no pudieron enterrar a su hija, y pensando que cualquier día los verán en un programa de prime time . Ver a victimas y verdugos de un atentado contra la humanidad que duró en España decenas de años tener que escuchar como otros recitan muchas de las cosas que nos llevaron a sufrir esa situación . Ver accidentes, dramas, asesinatos, guerras o enfermedades. Muertes justas, muertes injustas. Finalmente todo ello destila ese vapor que nos inmuniza y nos anestesia ante el dolor, mientras cambiamos frenéticamente de canal para encontrarnos lo mismo, leer lo mismo, oír lo mismo
La muerte ya no es noticia si no puede servirse entre palomitas y atraer nuestra atención unos minutos. Los justos. Lo suficiente para pasar al siguiente bloque y nada más que ese intervalo.
Da miedo. Al menos a mi. Porque mientras esto siga siendo un espectáculo nos embobaremos viéndolo, en vez de intentar evitarlo.
Saludos
La muerte es un proceso de la vida… el último, nada más. Otra cosa es hacer de ella un espectáculo para todos lo públicos y añadir como plato fuerte el dolor de sus seres queridos.
Un abrazo.