Yo viví aquello que se llamó revolución en formato de blogs. La eclosión de un fenómeno que permitía a través de un medio nuevo, Internet, la oportunidad de expresión de millones de ciudadanos, y donde como toda utopía, las oportunidades eran para todos iguales. Fue un periodo corto, pero existió. Eso ha cambiado, pero la herramienta que posibilitaba, y posibilita aquello, sigue siendo la misma. Sin embargo, ¡Cuánto hemos cambiado los blogueros, y cuanto ha cambiado la blogosfera!
Durante mucho tiempo a la blogosfera, el conjunto de los blogs, se le atribuyó la forma de una larga cola. Unos pocos blogs concentraban enlaces, y grandes audiencias. La inmensa mayoría de los demás, durante la eclosión del fenómeno blog (si alguna vez lo hubo) formaban un rastro que se extendía por todo el gráfico. Sin embargo el lector perspicaz podrá notar que muchos pocos, son un mucho. Esa larga cola, en su conjunto, formaba una audiencia enorme.
Les diré que en realidad si yo fuera un recién llegado a la red y viera el panorama actual no estaría escribiendo en un blog. Cualquiera de los recién embarcados en esto que les ha dado por llamar Web 2.0 no hubiera recibido los mensajes que recibí yo a principios del 2000. Aquello de: una revolución comparable a la imprenta, el boom de la conversación, el escribir por amor al arte, el quinto poder, etc.
Actualmente si yo hubiera pensado tener presencia en la red sin conocer nada sobre esto estaría escribiendo en Twitter (si Twitter me dejara, claro) , y seguramente en una red social (que también). Pero nada más. No habría abierto un blog como este. Es más frente aquellos mensajes ahora recibiría estos: “Los blogs han muerto”, “solo sobrevivirán los profesionales”, “no todo el mundo tiene algo que decir, y para eso están las redes sociales”, etc. Con esos mensajes disuasorios ya me habrían negado un espacio, una oportunidad de decir cosas y ser escuchado. Algo que sigue teniendo vigencia como el primer día.
Eso sí, la competencia por las audiencias de los blogs nos ha traído este aviso de cuidado con el perro, y frente a eso yo les digo que si son recién llegados a la red, abran un blog. Uno de esos que sea digno de ser leído, o uno que simplemente se cree para ser escrito. Uno que puedan leer miles de visitas al día, o uno que visiten sólo los más cercanos. ¿Qué más da? Si a usted le gusta su blog será el mejor del mundo.
Les digo más, no nos hagan caso a los que llevamos más tiempo aquí. Nos hemos vuelto como los viejos gruñones que les niegan a los críos jugar al balón en la plaza, simplemente por envidia de ver como lo pasan con ello. Muchos olvidamos por el camino el porqué empezamos esto. Que no queríamos ser famosos, ni ganar dinero con ello. Simplemente ser participes de la construcción de la Red con la palabra. Recuperar el placer de leer y escribir, en un país en el que muchos declaran no haber leído un libro en su día. Recuperar el placer de conversar, discrepar y debatir, y hacerlo con pasión, firmeza, pero educación, en un mundo donde la crispación, el insulto, dogmas de fe, etc., no dejan lugar para opiniones personales frente a las de los grupos dominantes.
No nos lean cuando les negamos el sitio, y piensen que es porque les tenemos miedo. El mejor blog y la mejor entrada está por llegar, y puede ser la suya, y si no disfrute con intentarlo.
No deje que le engañemos negándole esa oportunidad. Después de todo, ¿Quién coño quiere ser un buen bloguero pudiendo ser una buena persona?. Abra usted un blog, por favor, y disfrute.